Biografía


BIOGRAFÍA 

Rocio Chuquimia nació en Caranavi, Los Yungas de La Paz, Bolivia. Hija de Francisca Quispe Callejas y Lorenzo Chuquimia Mayre, la segunda y única hija de cuatro. A los 8 años, por asuntos familiares se trasladó a la ciudad de Trinidad en el departamento del Beni, como un sueño revive la memoria del desborde de ríos con tormentas que le ayudaron a entender que la vida puede tornarse difícil no importando la edad que tenga una persona. Retorno a la ciudad de La Paz para realizar sus estudios de arte en la Universidad Mayor de San Andrés. En ese proceso de formación reconoció la música tradicional de los andes como un aire que se respira para transportarse a la historia de todas sus familias.

Rocio aprendió de las fábulas y cuentos de infancia, en sus recuerdos cita al abuelo de sombrero viejo, quien le contaba historias absurdas ahora. Los árboles que lloraban, las iglesias que chillaban con llanto de niños, mujeres viudas que caminaban en la noche, los ojitos de las almas a través de las luciérnagas. Cada historia unió cabos para quedar un tejido vital extraordinario, que la llevo al mundo mágico de las artes.

“Tomo el textil desde las ramas, esas tramas infinitas de la naturaleza. Tejidos que sostienen, protegen, cuentan algo, son hogares y curan”.

Usa todos los colores porque siente que son el rescate de vivencias cotidianas. En su trabajo, reutiliza textiles porque llevan la historia de alguien que la vivió. Tomarla le da sentido a la siguiente obra.

“Me gusta coser, bordar, pegar unas con otras, combinar, componer como cuando algo que un día le gusto a alguien, después de algún tiempo nos vuelva a gustar desde otra perspectiva como si no hubiera pasado su momento, me gusta retomar ese cariño y unirlo a otro. 

Es como una especie de manejo de energías. Magia, pues vibro hermoso en las texturas, las formas, el significado final de cada una. A través del textil he llenado la necesidad de entender por qué cuando algo termina debe ser desechado, olvidado y sin opción a darle un nuevo rumbo. 

"El tejido es una trama construida de vivencias a veces con sentido y otras solo para guardar la composición vital de un día”.

Se denomina mujer aimara que aprendió a vivir desde la amazonia, por la forma de apreciar la exuberante extensión de la naturaleza desde su concepción andina. El textil se transforma en un lenguaje vital que se debe reproducir para generar comunicación clara entre ser humano y naturaleza.

“Pachamama, madre tierra que nos cuida desde todos los rincones, soy de ella y ella es de mi”.

El año dos mil, junto a su compañero Carlos E. Cox H., padre de sus tres hijos: Andres, Camila y Jose Manuel inicio la aventura de traer la fiesta tradicional de los pueblos a la ciudad. Época en que la xenofobia vivía su mejor momento. Ojo de Agua se denominó al espacio cultural, esto; en memoria del lugar donde los músicos serenaban (pedían permiso para los instrumentos, antes de tocarlos). La tradición dice que “el Sereno” es el que afina y convierte en dulces melodías.  Ella interpreta el éxito del lugar a la necesidad de la gente en cambiar o transformarse en ese momento, para bien, para mal o simplemente para experimentar. Fue el tiempo en que se podía ver bailar, a todos sin la división de estratos sociales.

 “La música se conecta con el corazón y te permite ir a donde tú quieras. Cada nota musical, lleva al oyente a lugares inimaginables, increíbles, llenos de luz, que transmiten paz. Eso sucede porque las personas liberan a su espíritu con los sonidos que se desprenden de los instrumentos musicales andinos, se dejan sanar” dijo Jaime Paredes y yo también lo creo.

El Espacio Cultural, Ojo de agua reunió hasta mil personas en una sola noche bajo la magia de la música tradicional andina. Bailar y sanar, recordar quién eres o quien es el otro, era parte de la danza.  La fiesta iniciaba con el permiso a la Pachamama, y continuaba con la música de los vientos, una fiesta sin final porque la música se abría hacia un pensamiento, viajes y reencuentros jamás imaginados.  

“La vida me sonó, me vivió, más que nunca” recuerda Rocio.

Ser parte de un momento importante para la historia le llevo a dirigir su trabajo artístico a la defensa y lucha por los derechos de las personas, de las mujeres; en especial a la reconstrucción del amor desde su historia. La mujer que cuenta desde el tejido, la siembra, comida, cosecha, la danza, casa, tierra, la cura y todo lo que la memoria tenga que decir.

El textil le dio sensaciones de paz y comprensión ante las dificultades cotidianas.

El 2015 inicio su trabajo de investigación para la obra Muñecas Despiertas. La serie cuenta a través de sus personajes historias de violencia, trata y la necesidad de denunciar el dolor que causan los medios de comunicación en la forma de cómo fueron los hechos, toma las muñecas como personajes porque, es desde esa expresión de falta de autonomía, atención y desvalorización desde la niñez que suceden acciones incomprensibles  y dolorosas para la humanidad. Para esta serie utiliza programas digitales que embellecen el dolor con imágenes, texturas en collage y dibujos intervenidos.

 

OBRAS 
Instalaciones
"Soy Señora pero igual quisiera besarte" tres meses en la construcción de la Avenida Panorámica con mujeres albañiles, Instalación de 800 fotos en actitud de beso de 5 x 5 cm.
"Amuleto en proceso"
"Cambio de Suerte" El encantamiento, una manera de vivir bien.
"Samkasiña / Sueño Real" Con la Artista visual Carola Cofré, Residencia Ayekantún.
"Expreso Omisión" Intervenciones con muñecos.
"Epifanía para una Alimaña" Bestiario en grabado con la Artista Erlini Chové.
"Estar de Pena" Instalación de 300 muñequitas quitapenas
"12 Mesas para estar bien" 
"Galeria de sentimientos para una despedida"

[16:03, 28/05/2021]: Entrevista de radio

¿Qué te mueve para hacer arte?

Rocio: Creo que el Arte es el lenguaje más bonito y silencioso del mundo, esta expresión que, aunque parezca difícil de interpretar debido a las diferentes escuelas y técnicas nos mueve pensamientos, en mi caso me mueve el fluir con los demás la energía que extraigo de la belleza de la naturaleza y a través de la técnica del textil contemporáneo entrego una parte de ese contacto para compartir la felicidad que me genera esa experiencia.

¿Y eso cómo conecta con la gente, el contexto, la historia?

Es difícil no conectarlo con la gente porque mi trabajo nace de este contexto en el cual vivo, de frases, texturas, imágenes, vivencias cotidianas, etc. La historia que quiero seguir escribiendo es interpretando la vida hoy, a través del textil u otras técnicas que vaya descubriendo en el camino.

¿Cómo comprender el contexto de desigualdades, opresiones, discriminaciones en el país y el mundo?

Te responderé desde donde estoy. Nuestra historia se ha pintado de rojo, desde siempre. La voz desde aquí nos sale con dolor, con gritos, y como tal llega con rabia… por eso se hace difícil ser escuchados con calma. La rabia y la opresión nos hacen ver violentos y difíciles de comprender. La desigualdad dentro de nuestro contexto tiene que ver con la posición que te da el dinero, tus creencias, el género, la cultura de la que provienes o tus preferencias sexuales. Hay una frase bien usada en Bolivia “cuanto tienes, cuanto vales” cantada por varios grupos bolivianos, independientemente del debate que generó la letra ante el feminismo, para mi tiene que ver con lo que puede comprar la plata. Así comienza la discriminación en nuestro país con el color de la piel, tú forma de hablar, vestir, tu educación, cuanto posees para mostrar…etc.

Yo comprendo la desigualdad también desde: “Los que quieren hacer algo y pueden y los que pueden, pero no quieren”, ser parte de la sociedad haciendo algo para mejorar y sentirnos bien no es fácil pero no es imposible. Lo peor es ver cada día pasar, quejándote, llegar a la noche y dormir pensando que lo que quieres que cambie lo hará alguien más.

¿Cómo muestras ello en tu trabajo?

Tomo la fuerza y las ganas de ser comprendida a través de este lenguaje textil. La resistencia la aplico en la reutilización de textiles, reciclar no solo por el bien de la tierra sino más bien por el nuevo lenguaje a través del tacto. Siento que el tocar denota energías más intensas, podría decirte que hasta el amor es muy real si tocas con conciencia.

Tocarnos se ha vuelto una necesidad después de la cuarentena.

Aplico la magia del mensaje a través de las formas, tejidos, colores y texturas. Reflejo las Montañas, la trama de la naturaleza para decir e interpretar respuestas para nosotros porque somos gente de simbolismos, de magia, de energías que fluyen.

¿Qué cosas vale la pena en estas nuestras realidades?

Todo vale la pena. Incluso el dolor y las penas.

Porque la lucha de mejorar o buscar nuevos lenguajes para ser comprendidos en todos los sentidos es lo que nos hace sentir vivos. Hay que ver con los ojos de las sabias esta vida. Todo sucede porque así tiene que ser. Incluso los cambios radicales, “tienen que ser, tienen que pasar”. Porque es tiempo de despertar, de trabajar para estar bien.

¿Qué cosas o experiencias son valiosas?

Las que cuestan mucho convencer, porque generan cambios positivos para la sociedad. En mi caso, apoyar a Carlos Cox en la idea loca de “traer la fiesta de los pueblos a la ciudad” en el centro Cultural Ojo de Agua el año 2000, fue la experiencia más importante de mi vida, ya que me ayudo a conceptualizar mis sueños, mi deseo de conectar con el todo a través de lo que me gusta hacer. Bailaba, cantaba, sentía con esa conciencia de comunidad, esa hermandad me hizo comprender este camino del arte con mas fuerza y ganas de seguir.

¿Y las esperanzas dónde están?

Las esperanzas están en el vivir. Estar aquí es el único requisito para hacer todo lo que quieras hacer en la vida.

¿Cómo se expresan en tu trabajo?

Hago de mi sentir y preocupación la expresión de mi trabajo. 

Me preocupaba saber de la violencia y no ver gente tomadas de la mano o dándose un beso casual en las calles del Alto, por eso hice la obra “Soy señora, pero igual quisiera besarte”. La pieza se construye de la vivencia de la mujer alteña cuya cotidianidad es trabajar para vivir y reflexiona sobre la manera en que se expresa el deseo y el afecto de las mujeres. Claro está que la mirada a sí mismas se abandona por las necesidades básicas muy recurrentes en varias de ellas.

Ver muñecos colgados pese a ser una instalación de advertencia en las calles, me provocaba temor por la capacidad que tendrían los vecinos de aplicar la justicia sin reparo alguno ante un ser humano. Hice “Expreso omisión” acción e intervención en muñecos del alto, informando con los derechos de los niños bordados en muñecos de niños y colocados en las calles de la villa donde habito. La segunda fase aun está en proceso.

¿Qué provocaciones, desafíos, transgresiones son importante hoy?

Tocarnos con confianza y amarnos como seres conectados para poder fluir en leguajes positivos y esperanzadores creo que es un desafío que todavía nos llevara tiempo hacer realidad.




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